El psicoanálisis es un método de investigación y tratamiento psicológico, que persigue el mismo objetivo general que la psicoterapia: aportar bienestar y mejorar la calidad de vida de la persona a partir del conocimiento de sí misma. La especificidad reside en que en el psicoanálisis se busca una mayor profundización en los aspectos arcaicos, sensoriales y primitivos de la mente y, en general, en las áreas inconscientes de la personalidad. Para ello, se introducen dos cambios fundamentales en la técnica: el uso del diván y una mayor frecuencia de sesiones. Ambos elementos técnicos persiguen el objetivo de facilitar una mayor conexión con el mundo interno. El hecho de que no haya contacto visual con la figura del terapeuta, la posición tumbada y una mayor regularidad en los encuentros terapéuticos, propician el contacto con uno mismo a niveles más profundos. Esto supone que emerjan muchos elementos de la vida psíquica y emocional que, de algún modo, son conflictivos y necesitan ser revisados, cosa que conlleva una importante movilización emocional. La mayor frecuencia de sesiones también ayuda a poder contener y tolerar estas experiencias emocionales y permite que, todo aquello que va apareciendo en el curso del análisis, pueda ser más fácilmente digerido y elaborado, ya que el contacto entre ambos miembros de la relación terapéutica es más continuo.
Se trata, por lo tanto, de un tratamiento que supone un grado alto de implicación y que produce cambios muy profundos en la personalidad. Permitiendo, que aquello más esencial y auténtico de uno mismo, emerja, se pueda integrar, y nos ayude a vivir con mayor satisfacción, estabilidad y libertad.